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Mostrando las entradas de septiembre, 2017

LA PESADILLA - Segunda Parte

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Ambos iniciaron la corta carrera tomados de la mano, al llegar al borde del arroyo brincaron y despegaron, la orilla opuesta llena de hojas secas se veía cerca, pero el vuelo se hacía lento e interminable, de inmediato esa meta se alejaba haciendo injustificado el poco esfuerzo realizado, con desazón la pareja cayó sobre el agua hundiéndose. Bajo el agua el príncipe se vio solo, su esposa no estaba cerca, las hojas sobre el agua dejaban pasar la ten ue luz del cielo nublado, pero ella no aparecía; con desesperación miraba a su alrededor, pero no la hallaba; sin perder tiempo salió a flote, respiró profundo y dejó que el agua discurriera por su corta cabellera. —¡Mi amor! ¿Dónde estás? Nadó hacia la orilla sin, todavía, poderla hallar, se cogió del borde del arroyo, levantó la cabeza y con sorpresa la observó apartada en medio de la pradera, seca, con su hermosa cabellera negra extendida por el viento, como si no hubiera caído al agua. —Mi amor, ahí voy. La tragedia no terminaba, c

LA PESADILLA – Primera parte

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La noche estrellada y sin luna mostraba un espectáculo de quietud, en el campo alejado de la metrópoli sólo el sonido que hacían los insectos la acompañaba, pero permitía el descanso de las familias que habitaban esos sitios. Por las calles de la urbe cusqueña con casas de adobe y techos de paja, las antorchas iluminaban el paso de los soldados con sus escudos y lanzas para asegurar la tranquilidad y permitir el sosiego de sus habitantes; la ciudad capital de los incas descansaba luego de un arduo día de trabajo; nobles y vasallos recuperaban energía para continuar sus vidas, el relajador sueño era disfrutado por todos y el deseo de que esa tranquilidad se vuelva realidad los afectaba por igual. En el palacio del soberano Inca, el príncipe heredero descansaba en su habitación junto a su esposa sobre una cómoda cama formada con mantas de lana de vicuña y alpaca; en la imagen que se formaba en su sueño, el noble corría de la mano de su querida esposa por el campo verde con sus sandali